Cuesta caer en la cuenta, y duele; más que nada. Duele.
A medida que vamos creciendo, aprendemos que hasta la persona
que se supone no te defraudaría probablemente lo haga.
Nunca se tiene preparado el corazón para esa clase de
cosas. Y te convence la idea de que has visto morir el último rastro de
confianza que te quedaba.
Te pides perdón por el tiempo mal invertido, por las
heridas, por los litros de lágrimas, por olvidarte de ti para recordarle hasta
sus gestos… Llega un momento en el que vives con el único deseo de gritar lo más
fuerte posible, preguntándote si algún día volverás a sonreír…
Pero lo que no imaginas es que irremediable o afortunadamente
alguien llegará, te levantará del suelo, te sacudirá el polvo de las pestañas y
se encargará de darte cuerda de nuevo.
Ayer le tenía pavor a los puntos finales
Hoy creo que son necesarios.
3 comentarios:
Esta es una reflexión muy acertada, Ginza; y volveremos a creer y a caer, y a levantarnos sólo para volver a creer y caer.
Un abrazo,
deseando encontrar la casualidad que me devuelva las ganas de que me den cuerda de nuevo, aguardo a un lado del camino inmóvil, pétreo...sorprendido y confundido por lo que nunca hubiera imaginado que me pudiera ocurrir.
Cuanta razón, aunque a veces cueste creer, o seguir con la esperanza de que alguien nuevo vendrá.
Me encanta las últimas dos lineas, por el dolor y la verdad que esconden, Es fundamental que un "texto" termine, para que comience otro.
Te leo desde hace poquito, pero te leo con muchas ganas. Besos rabiosos.
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