Mario Benedetti

"Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
Siempre suena una orden, un teléfono, un timbre, y claro, está prohibido llorar sobre lo que escribes porque no queda bien que la tinta se corra".

Mario Benedetti

miércoles, 14 de marzo de 2012

Deseo, deseo...


- ¿Estas llorando?
- No... Me han entrado estrellas en los ojos.- Había subido al tejado para pedir un deseo.
-Estas otra vez con tus locuras sabes que no me gusta que seas así ¡Detente, ya!.- Alzó la voz en la última frase.
-Pues no me importa. - se alteró - No me importa ser cada día menos cuerda, decir cosas que tu no alcances entender, esta soy yo. - Se le quebró la voz.
- Pero es que, ¿escuchas tus palabras?...
- No... No las escucho, las siento. - dijo señalando el corazón.
La miraba incrédulo, pensando que no paraba de decir tonterías como él les decía.
- No sé si quiero estar con alguien que no comprendo. - Soltó de golpe, para luego dar media vuelta.
- Yo en cambio estoy segura.- Reaccionó -No quiero estar con alguien que no me entiende, creí que podíamos complementarnos, que yo podría enseñarte un poco de la magia y que tú me salvarías de volar muy alto en mis ensueños, pero me equivoque. (Solo quieres cambiarme).- pensó

Arrancó el abrigo del perchero y corrió hacia afuera, quería escapar de ahí.
Lo sentía detrás, pero no volvería la mirada, arrancó el auto y se encaminó a donde sea.
De pie en medio de la nada, quería, anhelaba, necesitaba, que existiese la posibilidad de realizar su deseo.
Regresar a ese día en que él dijo "para siempre y por siempre" .... Y ella fue inmensamente feliz.

Deseo, deseo...





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