Ha pasado tanto tiempo.
Te he visto un par de veces... Tu sonrisa no es la
misma.
Y
es que nunca lograste entender que todo lo que va vuelve de alguna forma. No
digo que hubiese bastado un “Lo siento”, pero es lo menos que
debiste haber dicho ese día.
Nunca
te importo saber que había sido de mí, quien se encargó de secar mis lágrimas
aquel día, ni quien me toma de la mano ahora.
No me dejaste otra opción que desenfundar mis escudos, y lo
admito también lloré, lloré hasta que logré sonreír y reírme de esa historia
que alguna vez consideré sería mi perdición, pero que ahora sé es uno de tantos
melodramas.
Llego
un momento en el que mi cuerpo se liberó de todo lo que le dañaba, extendí los
dedos y solté los recuerdos. Rellené de abrazos y mimos los agujeros que
quedaron dentro.
Me sostuve fuerte de mi poca cordura, y aunque caí muchas veces
al vacío siempre hubo alguien dispuesto a prestarme sus alas.
1 comentario:
No falta quien pueda brindar el consuelo en el momento correcto, parece que sanas lentamente de una vieja herida y eso es muy bueno...
Un hermosa imagen.
Abrazos!!!!
Taun.
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